La autoestima explicada
Si queremos profundizar en nuestro problema, debemos dejar de utilizar el concepto autoestima. El problema de utilizar éste término es que nunca se sabe a qué se refiere. Unas personas dicen “tengo baja autoestima” para referirse a problemas con su autoimagen, a problemas de alimentación, sobrepeso o anorexia, otras a problemas de autoconcepto.
Las personas que se sienten solas también dicen tener baja autoestima. Cuando están solteros largo tiempo pueden sentir que tienen baja autoestima, o también cuando los valores están en juego, “siento que no valgo o que a nadie le importo”.
No significa nada el término autoestima
En este orden de ideas, no se puede decir que la autoestima se refiere a algo específico, es decir, es un concepto de todo y nada a la vez, no se sabe específicamente cuál es el problema, y por obvias razones, si yo no sé cuál es mi problema, no lo voy a poder solucionar.
Libros sobre autoestima, una empresa millonaria
Existen innumerables libros y artículos que hablan de la autoestima. Las personas que los leen nunca podrían llegar a solucionar su problema específico, ya que mis líos emocionales dependen única y exclusivamente de mis necesidades relacionales en interacción con las emociones involucradas.
En otras palabras, mis problemas emocionales se resuelven directamente desde mi historia emocional. Una persona que no conozca mi historia emocional nunca me podría ni dar un consejo valioso ni decirme cómo puedo solucionar mi problema.
Los autores de los libros que hablan de autoestima no conocen la historia emocional de sus lectores, con tal de que no pueden decir algo que realmente les sirva.
En realidad estos libros hacen disparos al aire para ver quién se siente identificado, y cuando el lector se siente más o menos identificado, dice, si, este es mi problema y esta es una posible solución. Esta persona se sentirá bien por unos días pero volverá a su estado original porque la raíz de su problema no ha sido resuelta.
Tenemos entonces el problema de la persona que llega con un problema y se va con dos. Tengo este problema de autoimagen que no logro identificar, pero me dicen que es un problema de autoestima, y para colmo intento de todo y no lo he podido solucionar.
Este tipo de términos, es más el daño que causan que lo que solucionan. Pero es una industria millonaria que no va a parar. Lo que me molesta sobremanera es que, igual que la industria farmacéutica, generan muchísimo dinero a costa de los problemas emocionales de las personas.
Un caso real
Les cuento un caso que atendí. Pepita tiene 28 años, es una mujer hermosa a la vista pero ella no se siente así. No tiene pareja, no tiene amigos y trabaja con la mamá. Una prestigiosa empresa le está ofreciendo trabajo con un salario que supera lo que le paga su madre pero ella no quiere aceptar el cargo. ¿Qué dice Pepita? “creo que tengo baja autoestima, por eso no tengo novio y por eso no puedo dejar mi trabajo con mamá”.
Aquí la “baja autoestima” no explica absolutamente nada de lo que en realidad le pasa a Pepita.
¿Cuál es el problema real de Pepita entonces? En su infancia, la mamá se refería a Pepita con frases como “estás muy gorda, te voy a prohibir un tiempo los dulces”, “te vistes como un payaso, así no sales a ningún lado”, “mira lo mal que haces todo, no vas a servir ni para barrer las calles”.
Estas expresiones causaron dos cosas específicas en Pepita: 1. problemas con su autoimagen y 2. vergüenza a la evaluación. “Estás muy gorda”, “te vistes como un payaso” genera en el niño/a que se enfoque en lo estético, en la belleza, mientras median emociones de vergüenza frente al sí mismo. Una persona así se comienza a sentir físicamente fea aunque no lo sea. Así, se genera un problema con su autoimagen.
“Mira lo mal que haces todo”, “no vas a servir ni para barrer las calles” genera en el niño/a miedo a la evaluación o vergüenza a ser evaluado, porque siempre que lo evaluaban, lo evaluaban con desprecio y castigos. La evaluación se condicionó o se relacionó con emociones dolorosas. Emociones que en el presente se activan en contextos de evaluación, una entrevista de trabajo, por ejemplo, o aceptar un nuevo empleo.
Desglosado de esta forma, el problema de Pepita ya tiene más sentido que simplemente decir, tiene un problema de autoestima. Desglosado así, ya sabemos específicamente qué tenemos qué hacer y en qué nos tenemos que enfocar, para solucionar el problema emocional de Pepita.